Se llamaba Conchi, se podía llamar Belcebú, o Catalina, pero se llamaba Kontxi, hija de Satanás.
He bajado a leer «el noticias» y no lo habían sacado. Se lo digo a la panadera y me dice que lo saca ya. Y una mujer mayor, que lo ha oído. Que ha oído que lo he pedido, va donde está preparado el periódico para el público y se lo coge de las manos y se lo lleva. Sin ningún reparo, ni vergüenza. Y miro al panadero, compañero de la panadera, y le digo: Veo que se me han colado sin ningún recato. ¿Qué te parece? Y se ríe.
Pues el camino a seguir según Gengis Khan es envía tus hordas y conquista el mundo. Pero leyendo el camino Zen, veo que la meditación hará que elija mejor. Así que optó por coger el On, revista de planes, ocio y salud, y me siento sin entrar en batalla. Deseando una pronta defunción a la arpía que con su cara de mármol me ha birlado mi tiempo de leer el periódico.
Birlar: Hurtar algo sin intimidación y con disimulo.
En fin, maestro Fu, en todo caso confesaré que su actitud me ha dejado helado.
Y entre usted en guerra con una mujer de edad, y rubia, en una época en que se mira todo con lupa. Pues mal rollo.
Entonces como dice la Biblia, pase del atropello y siga con su vida.
Bueno, esto no está en el libro sagrado, se dejó fuera en aquel concilio después de Pedro.
Así que paso. Pero le puedo desear a esa cochina la muerte porque no hay en ningún lugar algo que diga que tengas que aguantar que te chuleen y no te puedas ciscar en todos los muertos de la bruja de lengua bífida.
Y así os lo cuento
©ManuelAcostaMás