Para descubrir la verdad, solo tienes que probarla.
Sin entrar en si soy exacto con lo que he vivido en mi vida, he vivido cosas que cuento según mi experiencia. Y si, hacía mucho calor, hacia mucho calor, o lo que es lo mismo, 52 grados, que lo entiende todo el mundo. Y si hace mucho frío, hace mucho frio, o lo que es lo mismo, un frío del carajo, que quiere decir que el grajo vuela bajo porque está buscando refugio, que es lo que hay que hacer si no quieres que se te hielen los mocos. ¿Y has visto mocos helados? Pues no, pero lo aceptas, sin cuestionar el grado de heladura de los mocos, que nos da igual. Pues, en todo es lo mismo. Uno cuenta y adorna lo que cuenta, que para eso lo cuenta uno. Y ya está.
Otra cosa es que de lo que sucedió, a lo que se cuente exista tanta distancia que, donde era el cuento de caperucita, te estén contando el de Pinocho. Y eso, no. Que sabemos diferenciar. Lo mismo que vemos una bruja, donde dices que es una buena mujer. Y lo dices porque es tu madre, claro el amor lo cubre todo, lo tapa todo, lo esconde todo. Pero con diez minutos a solas con ella vi su espíritu. Y quizás tuviera alguna virtud, pero negra es su alma, vamos, bruja de libro de las que comen niños. Y fueron diez minutos. Y ¿qué? ¿Me vas a preguntar por el tiempo exacto que utilicé para concluir que ella es un cáncer, y a mí me ha hecho pasar la cueva? Pues es así. Y dime si en mi vida alguna vez me has visto portarme mal, y no ser un hombre honrado y decente.
Y no me vengas con pequeñeces de: padre, confiéseme. Porque hablo de la vida y sus avatares. Y yo siempre al pie del timón. ¿O no te parece que me he ganado el derecho a decirlo así? Pues yo creo que sí.
Y asi os lo cuento
©ManuelAcostaMás