Guerras y genocidios, anomalías del siglo XXI
Título que pongo por puro sentido común. No cabe en mi concepción de humanidad que tan avanzados como estamos para algunas cosas sigamos para otras como bárbaros desencadenados.
Y aquí la historia, porque muchos se echan las manos a la cabeza sin recordar lo fácil que se apretaba el gatillo aquí, hace bien poco, para exterminar las voces e ideas que no nos gustaban. Simplemente. Y ahora vamos con el derecho a defenderse, que todos esgrimimos cuando nos atacan. Y algunos enarbolan hasta el exterminio total de la población, porque como argumentan, entre ellos se esconden «los enemigos», tremenda palabra para justificar miles de muertos, sin importar la edad. Y aquí de nuevo la historia. Porque nada hay nuevo bajo el sol. Los cristianos sufrieron persecución y ejecución. Perdimos a Hipatia en Alejandría a manos de una turba de fanáticos cristianos liderados por San Cirilo. A Hipatia y a todos los que como ella defendían otra forma de pensar más liberal. Los indios siempre fueron una molestia para los que quisieron su tierra. Y como molestia, nos los fumigamos. Y demos un salto, 1937, guerra chino japonesa, escuadrón 731 de investigación y masacre de Nankín, para que veáis de lo que somos capaces. Y sigamos con el Holocausto nazi. Un terremoto en el mismo camino de siempre, exterminar al enemigo. Y ¿hablamos de kurdos y Turquía, un legendario imperio? ¿O de China y Nepal? O venga, de África, siempre sangrando. Y más reciente Camboya y Tailandia. Rusia y Ucrania. Y la guinda, Israel. Porque allí, hay dos hermanos de tierra, y uno, coordinado y letal, está matando al otro. Y mientras, millones de personas desplazadas cruzan el océano y se ahogan, o quedan retenidas en las interminables fronteras que nos defienden, de lo de siempre, el enemigo. ¿Y? Si hace más ruido que Osasuna, o el equipo de tu ciudad o pueblo, perdiera. Que el gobierno habla de honestidad, de trabajo intachable, y el debate es: si toros si, o no. Pues eso, siglo XXI. Y lamentaremos que no venga en concierto la última diva, que gusta a rabiar. Porque lo que pasa en Jerusalén. O aquí en el Norte, con el odio escondido. O en la Rusia de los zares. O el terrible sunami que está por venir. No nos va a dar de comer. Y si no hacemos nada frente al desempleo, el cierre de empresas, lo mal que está la sanidad (sin ver la pésima gestión) O lo lejos que nos ponen la jubilación. ¿De qué vamos a abrir una puerta más grande para exigir más humanidad para todo, que quizás sea siglo XXI, pero seguimos matando al clan del oso que ha venido a mis tierras, como en la edad de Piedra? Y así os lo digo.
©ManuelAcostaMás