Algas
Llega agosto y recuerdo la piscina de la que disfrutábamos de niños. Un vaso de buenas dimensiones en la que podías hacer largos nadando, o anchos buceando, y disfrutar. Y que, como todas, necesitaba mantenimiento, para evitar algas y deterioros, frutos del tiempo y el uso. Y recuerdo la Virgen de agosto, dónde toda la familia se congregaba en torno a ella. Ahora, mil años después ¿quién no tiene una piscina como nosotros de niños? Hoy todos son de una o, tienen o conocen, a alguien que posee una de esas pequeñas -o medianas- y redondas dónde meterse a remojar el calor. Y así, lo de tener piscina se ha democratizado. Y todo el mundo lo aprovecha.
Pero de siempre para el calor, el río o el mar, estaban para todos. Y esto es así. Y será siempre. Y luego están los que prefieren la ducha, o lo más a mano que tengan; fuente, ibón de montaña, asca del pueblo, o abrevadero, que también. Y así os lo cuento.
©ManuelAcostaMás