Dándole vueltas a todo, acabé en esta piscina.
Lola era un tiro a bocajarro para todos los hombres que desean una mujer. Lola era la piel materna. Y, además, los senos que se desean. El cuerpo poderoso que hace surgir las llamas. Y la razón para seguir andando por la vida. Porque ella era esa diosa que te cautiva, que te envenena la sangre, que te espolea como al animal que somos los hombres. Y por la que aullamos. Fieles creyentes de la belleza del alma y de la hermosura que intuyes bajo su ropa.
Y así os lo he contado
©ManuelAcostaMás