«Diálogo con la madrugada…»
Siempre supe que tu luz conmigo se enfría.
Siempre navegué a tu alrededor dulce como nací.
Nunca hallé el camino a tu corazón para conseguir tu cama.
Nunca el mar de tu alma quiso enseñarme sus tesoros.
No basta ser aries, ni alegre, ni bueno, ni poeta, fotógrafo o montañero, no basta, no. Ni siquiera ser lobo. Porque tus ojos, nunca me vieron.
Porque nunca me soñaste. Porque contemplaste acaso, mi sombra, y pensaste no puede ser.
Misma frase que en este mundo bajo el cielo ¡oh dolor! emplee una y mil veces para evitar que ninguna mariposa se posara en mi soledad.
Y hoy, ahora, veo lo ciego que fui. Cuando un fuego bailó ante mi puerta y, misterio, seguí mirando tu estrella.
Esa que no pudo ser.
Libre el lobo para aullar a la luna.
Cualquier luna.
Cuando tú duermes
Y yo, abro los ojos y te veo.
Cansado de albergar alguna esperanza…
©ManuelAcostaMás