«Esencialmente, humano»
Nunca en portada, siempre discreto, o viceversa, ja, ja, ja, voy haciendo mi camino. Y me río porque para mí siempre soy el actor principal de mi historia pequeña, llena de gentes pequeñas como yo, como Adriana, otra anónima como Jeison o Gustavo, ambos dos nacidos allí lejos, donde se cultiva el café, o cerca, en esas selvas entre las que asoman templos milenarios. Porque en el engranaje de la vida uno nunca sabe dónde acabarán clavando, los clavos de la tapa de su ataúd. Ni si habrá rito funerario.
Pero hoy, 18 de mayo, no quiero ponerme trascendente, que recuerdo, hice mi primera comunión. Y quiero encender una vela en conmemoración de las cosas que hay que celebrar. Porque si hay diez razones para saborear las fresas, que dicen en el On, revista de planes, ocio y salud, imaginaros para hacerlo con los recuerdos.
Y yo recordaré que ayer fui a ver, y a apoyar a las mujeres que deben luchar contra esa enfermedad que no tiene alma y se llama cáncer. Uy, perdón de nuevo que me escoro hacia lo profundo y no. Afrontemos la vida como los vivos y riamos como los locos. Que hay que sobreponerse a todo. Al menos así lo pienso yo que escribo siempre con buen ánimo, aunque llueva el infierno. Porque tengo la impresión de que hace calor, pero murmurando que bajen la potencia del fuego, diré: Y ¿Por qué no nos damos un abrazo? Porque vivimos cuatro días y no es plan vivirlas con las puertas cerradas.
Y así os lo cuento. Colorín, colorado, un lugar, los cuentos, para comunicarnos.
©ManuelAcostaMás