MALNACIDO, ADJETIVO, INDESEABLE… (Escrito hoy 31 de julio, San Ignacio de Loyola, enviado según mi costumbre a los diarios…)

Malnacido, adjetivo, indeseable…
Malnacidos y malnacidas, hay, hubo y habrá siempre. Pero no se puede vivir con miedo. Hay que hacerles frente. Aunque nos cambie, o nos cueste el ánimo. Porque son cosas que ocurren para no olvidar. Cuando te enfrentas, cuando denunciamos la injusticia, cuando hacemos frente al abuso. Cuando no callas ante el mal trato. Con el poder de nuestro corazón, que dice que aquello no está bien y hay que hacer algo. Por las víctimas a las que no podemos fallar. Y apoyándonos en esa selección de personas capaces de luchar por todos por el bien común. Que siempre las hay. Y ante los síntomas de la maldad, se aúnan.
Y parece que hablo de las grandes causas que copan los telediarios. Pero los malnacidos son como los piojos que se meten en las costuras y están por todo. No solo al frente de grandes despachos. Porque tu vecino, que no saluda, y te raya la puerta, es un malnacido. La tendera que te cobra de más todos los días y sonríe, es una malnacida. Las compañeras que te hacen bullying (acoso, intimidación y vacío) Los compañeros que solo saben decirte guarradas y se les va la mano. Tu amiga que se acuesta con tu marido. Tu marido que pega al perro palizas. Tu abuelo que… Bueno, no se trata de relatar todos los horrores que hemos visto. Imagino que todos habéis sido testigos de cosas que pasaron y pasan en los patios de los colegios. En los trabajos. Y más si son trabajos sociales, donde el cliente es ultra vulnerable. Porque todas estas malas gentes saben elegir muy bien a sus cobayas. Que no tienen ninguna oportunidad frente a los monstruos que los condenan. A una mala vida, a un mal turno, a una mala experiencia vecinal, a, que gracia, una mala experiencia escolar, o de catequesis, o en el equipo de, lo que sea, natación, fútbol o patinaje. Cuando a solas, hacen de ti una víctima a tiempo completo.
Si, ya sé que sabemos lo que las bestias (que no animales) son capaces de hacernos. Y muchos con su mejor cara. Impolutos parecen y te van a crujir. A impuestos, leyes, condiciones para la hipoteca, porque malnacidos, recordad, hay por todo. Jugando con nuestra libertad. Esa que asaltan, mientras esperas a que te fusilen. Porque todos los que hemos sentido el aliento de un malnacido hemos estado esperando al tiro de gracia, y que acabe. Cuando lo que realmente hay que hacer es plantar cara. Y si eres valiente, en primera línea de fuego, pero si tu estado emocional, lo han domado tanto que vas a misa, aunque no creas, pidiendo ayuda.
Y esto es todo. Decir, quizás de forma estúpida que, las barrabasadas nunca van a desaparecer, porque así somos los seres humanos. Pero las que conocemos, son nuestra guerra (triste palabra) y hay que lucharla. Por todos, por nadie, por los más vulnerables.
©ManuelAcostaMás

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