Microcristales
Leí que hay que tener cuidado y no ir descalzo
Y si optas por olvidar los carteles de peligro, tendrás que asumir las consecuencias.
Peligro: Aludes.
Y cuántos han muerto bajo ellos.
Y es que no aprendemos.
Y seguimos con los selfis al borde de los acantilados más pequeños, inestables y peligrosos del mundo. Porque mi amiga Pepi se hizo una autofoto y parece una diosa. Pues será cierto. Pero fue la diosa fortuna. Y esa solo actúa una vez entre trescientos trillones de veces que se queda quieta viendo cómo te espachurras, te asfixias bajo miles de toneladas de nieve, o te cortas en el baño con un simple microcristal que ha quedado vagando por el suelo tras barrer tu madre un tarro de cristal que se le ha roto. Y eso que padre, luego, también pasó el aspirador. Pero los micro peligros son así, se emboscan y te esperan. Para recordarnos qué con ser la vida bonita, te puede comer en cualquier momento.
Y será por lo que sea. Pero nosotros occidentales, somos mucho más torpes que otras culturas para afrontar con éxito los fríos polares, los calores extremos de los desiertos, las aglomeraciones en los suburbios de cualquier mega ciudad o un simple cristalito que escondido en el bosque te pregunta Caperucita ¿a dónde vas? Y antes de que le respondas, ya te ha quitado la ropa y te ha comido. Porque por mucho que te digan tus padres que tengas cuidado. Uno no ve el peligro, hasta que esté se llama león y se está lanzando contra ti en el zoo, porque habías metido la mano entre los barrotes y muy mono él, se la ha comido. Y esto, perdonar que os diga, a un africano, no le ocurre.
Porque quienes viven en el alambre, saben que si se caen se matan y siempre van con cuidado.
Pero ya está, que por mucho que se diga, siempre habrá un puñetero micro cristalito para recordarnos que ni todas las previsiones pueden librarnos del infortunio. Y por eso vivimos al límite. Amando intensamente, aunque sepamos que nos pueden romper el corazón.
Y así os lo he contado.
©ManuelAcostaMás