Ocurre.
Soñaremos. Inventaremos. Y Desearemos a la vecina del quinto, pero: De bájate las bragas, ni hablamos. Aunque lo diga con cariño. Porque en este mundo pacato y cruel, a todos nos gusta el placer, pero ¡ay! con decir que adoras el chocolate y quieres comértelo encima de ti. Porque unos dirán guarro, otros salido, la mitad querrá quemarte en la hoguera y la otra mitad menos tres, vete de aquí.
Y venga, pero ¿Qué dije?
Si toda mi devoción por ella era yacer sobre una cama.
Pues amigo mío. Seguro que rezumante alguna querrá que apagues su sed. Pero mientras alguien se desnuda para gozarme, muslos y pechos calentando mi sexo, otros miles censuran que sea tan atrevido. Porque lo mismo digo que eres mi luna soñada que quiero follar contigo. Y eso no. ¡Cómo te atreves! Majadero.
Pues fue un invierno, la vi pasar y soñé que virginal o fingida, lo mismo me daba, podíamos tras mirarnos intensamente, pasar por la cama. Y yo lo digo. Porque todas ellas me inspiran. Y no una Babilonia, sino una canción de amor.
Y así os lo cuento.
©ManuelAcostaMás