QUEDAMOS EN LA ESTACIÓN. (CUENTOS)

 Quedamos en la estación.
Para alguien que se levanta a las tres de la mañana, quedar a las once es como quedar mañana. Y haz tiempo, haz, que verás florecer y marchitar las flores. Porque la noche te dijo: «arriba» y tú, obediente, porque siempre lo fuiste, arriba. A dar de ti, todo lo que puedas.
Martínez le hizo a Pérez un Bizum. Ayer durante el apagón. Carmela, cargada con la compra se metió en el ascensor y allí se quedó, cinco horas. Luis vivía en Alcorcón y trabajaba en Atocha. Y se paró el tren. Pero este no era el cuento.
Arturo nos quería convencer de ser de los de: «detente y ayuda» y todos sabíamos que era de: «abre la tienda que estamos en huelga y te la quemo» Pero luego iba a misa.
Carmen era de las de adoquín en la mano y a gritar consignas. De esas que te dicen que digas, aunque tus padres sean de Badajoz. Porque aquí hay que demostrar que Goikoetxea y la comparsa de gigantes, son cosas que llevas dentro. Aunque hayas nacido en Senegal. Y aquella mañana ambos habían quedado para tomar algo. Se conocieron andando en bici. Y oye que intimaron. Pero de tal manera, que sin alargar los trámites de un día para otro ¿y si quedamos? Pues vale.
Para ciertas cosas, una reflexión profunda no sirve. Y entre ellas, quedar, porque un encuentro con alguien es siempre mejor que una función teatral.
Pues era el último día de abril, ósea 30, y ambos quisieron probar qué era aquello de quedar.
Tomando algo, hablando y respetando los turnos de palabra. Y uno ardía en deseos de verla. Y la otra, en la víspera, había soñado con él y había tenido un orgasmo. (Espero que no os escandalice)
Y quedaron allí, en Barañain. Cerca del lago.
Para los que de casa a la tienda y de la tienda a casa, os digo: Quedar allí es casi como quedar en América. O sin exagerar tanto, en Javier, al pie del castillo. Dónde hay que ir en coche, cómo al lago. Es de esos sitios que le dices a tu madre que vas y que no sabes cuándo volverás, porque andando es un buen rato. Y en otros medios, se lleva mejor, pero es un buen paseo.
Pues fijaos como es, que fueron y cuando volvieron sus nietos habían crecido. Y eso que, pese lejano, es muy bonito.
Tanto como ese merendero donde paró San Virila y se quedó trescientos años extasiado oyendo cantar a los pájaros (la leyenda dice ruiseñor, pero tuvo que ser todo un coro, si no, de qué tanto tiempo)
Pues bueno, como cada uno ve las cosas como quiere. Nuestros amantes de Barañain, no llevaron mal el quedé. Es lo que tiene el estar a gusto. Y no hablaron de política, ni de ser más de aquí que las piedras, no. Hablaron de: Estaba en casa y te he soñado. Mejor yo que hice el amor contigo. ¡Ay! que cosas dices. ¡Ay! que tú belleza me las hace decir.
Y se les pasó el tiempo corriendo.
Ella a las tres tenía médico no fue, él a las cinco tenía que recoger el coche del taller y allí se quedó. Mientras salía la luna. Para disfrutarla.
Y allí Arturo le dice:
Me gustaría concebir un hijo contigo.
(Fijaos bien ¡qué declaración! de intenciones, a la altura de un libro sagrado. Cosas que te dicen sin pagar.)
Y ella le contesta con una sonrisa: Qué ¿lo vas a cuidar tú?
Y allí terminó la historia.
Ella se fue a oscuras (era noche cerrada y a la luna la tapó una nube). Y él, con el móvil queriendo llamar a quien fuera, y nada, y llamó a su madre para decirle que le habían herido. Y oye, que nadie le respondió.
Porque a ciertas horas, ni el gallo está disponible.
Y así os lo he contado.
©ManuelAcostaMás

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Compartir:

Lo ultimo del blog

HABITAME

Habítame  Como la lluvia, como la luz, como quieras. En este instante. Soy la misma sed de ti de siempre. Y seré una gran compañía si corres hacia mí. Mi

PARA… EL QUE LO QUIERA LEER

Al hilo de, «lo que no se riega, mayo lo seca» voy a decir que las macetas de mi ventana, desde el cambio climático, las tengo que regar desde finales

MICROCRISTALES

Microcristales Leí que hay que tener cuidado y no ir descalzo Y si optas por olvidar los carteles de peligro, tendrás que asumir las consecuencias. Peligro: Aludes. Y cuántos han

Enviame un mensaje

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google. Política de privacidad y Términos de servicios.
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad