Requisitos: Hechuras de galán de cine.
Miremos a nuestro alrededor y busquemos al líder perfecto. Alto, guapo y con dicción. Ata, guapa y con dicción. Aunque en este mundo fingido, a una mujer le baste para sacar adelante su programa electoral, un rostro bonito, un cuerpo de infarto y un buen equipo. Y si, echaros las manos a la cabeza. Y que os crujan las entrañas al leer esto. Pero en nuestro mundo de idiotas, vemos a un hombre o mujer honrados, intensos y vehementes en su discurso, amables y que no sueltan disparates. Y en vez de verlos y hacerles caso, como ella es bajita y obesa, y él, feo, cojo y con chepa, ya pueden ser los más listos, auténticos ratones de biblioteca, y con doctorados y másteres en cuantas materias que se sabe que son de interés para todos, que nadie, absolutamente nadie, los votará para llevar el timón del país patrio, este que está en desguace. Porque así somos de imbéciles. Perdón, tengo una amiga que me dice que no insulte. Porque así somos. Incapaces de ver que, tras una planta bonita, no siempre, o casi nunca, hay un cerebro, legado de dioses, que está (y estará a nuestro servicio si lo votamos) pensando por todos en el bien común. Porque estos cerebros son de gentes normales que se licenciaron en sus estudios, muchas veces con honores, y trabajan con denuedo por su entorno y las circunstancias particulares de cada uno.
Así que ¿no tiene hechuras de galán de cine? Pues bienvenido, pues bienvenida. Y no te rindas nunca. Porque frente a ti está toda una infame casta política, que se gustan a sí mismos, que no te han de dejar. Este es nuestro país, reflejo de nosotros. Que no sabemos convivir ni con nuestros vecinos de escalera, como para que nos digan que vienen de Belem y buscan refugio…
Y así os lo digo. Seguro siempre de que cambiar es posible.
©ManuelAcostaMás