Rayos y truenos
Humo
Sangre
Y días oscuros
No es más que una invocación antigua a la pálida muerte.
Y le sigue el ladrido lastimero de un perro tuerto.
El maullido solitario de un gato negro.
Y las desnudas cuencas de los ojos de la cabeza cortada de una gallina. Y flotando en el bebedizo, además, unos ojos de sapo, la lengua de una serpiente y el cuerno de un cabrito macho. Y rematando la faena un quiromantico, bajo la atenta mirada de un búho diciéndonos ¡Buh! Has perdido la sombra.
Y tira una moneda al fuego y dice. Te deseo la muerte.
Pues suena fatídico.
Y descubres, o hallas un agujero en el techo de aquella tenebrosa choza y ves la salvación. Porque el demonio tiene un sermón y por ese agujerito se cuela el sol. Que dice que estarás en las cenizas, arrasado hasta el alma, perforado tu corazón. Pero si hay luz hay esperanza, y si hay esperanza hay salvación. De la muerte no se vuelve. De todo lo demás sí. Si abrazas tu voluntad y nunca te rindes.
Y así lo pienso yo.
©ManuelAcostaMás