Dime, háblame de la miseria
A mí, que hábito el fondo del mar
Como los miles de muertos que allí están plantados como flores óseas para los peces
Pero perdona que hable de cruces, es difícil armonizar.
Andaba yo, revisando mis siete vidas, y vi que me falta alguna
Y esto, en primavera, donde todo es bello, pues desconcierta.
Y me hace escribir torcido.
Tormenta, me gusta más.
Me hace escribir: Tormenta.
Porque veré un bosque verde lleno de vida, un pecho de mujer que quiere hablar conmigo, unos zapatos en silencio, el pañuelo de quien amo, o las gotas de agua que galopan desde el cielo.
Pero siseó desde el suelo un torpedo que quería hundirme y suavemente mi bondad se vio dominada por mis ojos de lobo, que dicen que a mí nadie me muerde. E implacable, como tú, traje mi respuesta.
Has entrado al bosque, sueña, y acuéstate bajo aquel árbol. Y ten cuidado con tus palabras. Porque en silencio y callado hay un lobo que te observa. Señor del bosque. Con una fuerza tremenda y has de tener cuidado. Pues algo has dicho y el lobo anda desasosegado. Y siempre es mejor entrar en el bosque y no despertar su alma.
Fin.
Sigo siendo yo.
©ManuelAcostaMás