FUÍ A POR AGUA Y ME LIÉ (CUENTOS)

Fui a por agua y me lie.
Iba al supermercado, pero un pájaro cantado, distrajo mi atención y me senté en un banco a escucharlo. No repare que sentado en él ya había una chica de ojos oscuros, guapa, atemporal. Ni muy joven, ni muy mayor.  Y quizá tuviera los mismos años que yo, pero no los aparentaba. Me preguntó si estaba casado y le dije que sí. Me preguntó si la amaba y era tan delicada la respuesta que por no extenderme le volví a decir que sí. Sin especificar qué tipo de amor sentía por ella, mi diosa, mi milagro, irreal hoy en día. Y no por mí, sino por ella que en algún momento se volvió atea de mí. Y pregúntate mil veces que hiciste, que no encontrarás respuesta. Así que como yo la seguía sintiendo dentro, le dije sí, sin pensar demasiado. Hechizado por aquella fémina que con preguntas sencillas estaba desnudando mí alma.
Me preguntó si le era fiel, y aquí la correa se tensó por algún beso robado, pero le dije que sí.  Porque mi libertad se detenía cuando pensaba en ella, madre de mis hijos. Y me dijo: Mentiroso.
Y me apuré. De mis actos ella no sabía nada. Y mi sí sonó seguro. Pero quizás estaba acostumbrada a descubrir farsantes. Y pensé en el deseo que libre corre por los sueños. Sin límites morales. Pero aquello, ese mundo tan nuestro, ella no podía saber, aunque demos asco.  Y tragando saliva, le volví a decir: No sé en general si muchos te mienten. Pero tan seguro como que estamos hablando que nunca la he engañado. Y se incorporó del asiento, me miró a los ojos. Olí su aroma, vi su pelo, sus brazos perfectos, los muslos que tenía y un pecho para el pecado. Y me dijo: Hasta ahora.
Y eso iba dirigido a mí.
No pude reprimirme. Hipnotizado.
Ningún deseo, fiel en mi celibato y la besé, porque me besó. Un beso muy lejos de la realidad.
Y si queréis saberlo, pues en un banco, uno se sienta y acaba abrochándose la ropa, preguntándose que ha sido aquello.
Pues estábamos vistiéndonos y me presente y me dijo que se llamaba Lucía. Terminó de vestirse y se fue sin echar una mirada. Y yo recordé que iba a la compra. Pues fui. Y no compre nada de tan desconcertado que estaba.
Y así os lo he contado.
©ManuelAcostaMás

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Compartir:

Lo ultimo del blog

PALPITACIONES (CUENTOS)

Palpitaciones (Cuentos) ¿Es posible no sentirlas cuando pienso en ti? No, esa es la verdad de mi alma que te sueña a todas horas, día y noche. Y aunque trato

«DIÁLOGO CON LA MADRUGADA»

«Diálogo con la madrugada…» Siempre supe que tu luz conmigo se enfría. Siempre navegué a tu alrededor dulce como nací. Nunca hallé el camino a tu corazón para conseguir tu

Enviame un mensaje

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google. Política de privacidad y Términos de servicios.
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad