Lloverá y el repiqueteo de la lluvia hará ruido, sin duda, pero aquella noche no, te lo aseguro. (CUENTOS)

Lloverá y el repiqueteo de la lluvia hará ruido, sin duda, pero aquella noche no, te lo aseguro.
Le despertó la noche y sin saber exactamente por qué, fue a la cocina, donde su gata le hace compañía. Y después de beber agua y poner de comer al cariñoso animalillo, desayunó, a esas horas intempestivas de las cinco de la mañana. Huelga decir que esto se había convertido en tradición, lo de despertarse pronto, digo.
Y como las horas se hacen asombrosamente largas cuando no puedes dormir, se sentó en el banco de la cocina y a escribir encima de la mesa. Porque aquel rincón se había convertido en su refugio. Cada uno tenemos nuestro lugar, y aquel era el suyo, en el que ir construyendo los cuentos. Bajo la curiosa y cálida mirada de Blue, su gata.
Y pensó con envidia en los que se quieren. Porque en este largo viaje que es la vida, podremos vivir solos, en la más absoluta soledad, pero en ese silencio total, en esa vida que no se vive con nadie porque nos han olvidado, mirando el reloj, por ver si dan las seis, siempre envidiaremos un minuto, o un segundo de calor humano. En la forma que queráis. Una sonrisa, una palabra, un pensamiento, o una luz en la ventana que nos diga que alguien asoma la cabeza para que sepamos que no estamos solos. O al menos tan solos. Que hablamos con la gata, en esa dinámica que bonita, nos conecta con alguien, aunque sea un animal de compañía.
Y nuestro protagonista, Manuel de nombre, tenía un ejemplar excelente de la raza, azul ruso. Una gata que pasaba horas seguidas junto a él. En un baile personal de amistad con una gata.
Dónde se daban compañía.
Y a Manuel le permitía escribir de las relaciones.
Porque reconquistaremos dos veces la península si hace falta, pero ¡ay! Que poco sabemos de reconquistar los corazones que un día cantaron para nosotros. Nosotras. Que, con una sola mala mirada, enterramos a la familia. Por qué, no lo sé explicar. Pero somos tan nuestros que ya en la escuela éramos particulares y poco aprendimos de trasmitir ternura. Porque lo importante eran las matemáticas. Y así nos va.
Mil nombres a nuestro alrededor y ¿Quién se acuerda de nosotros? Para tender un puente y venir a vernos.
Pues la portera del edificio, si tenéis portera, os echará en falta un par de días, si no bajáis a por el pan y el periódico, pero al tercero dirá: se habrá ido o se habrá muerto. A fin de cuentas, no lo conocía lo suficiente. Si era amable, aunque si le preguntabas de más, en tono seco respondía, no más noticias señora, disculpe. Y desaparecía escaleras arriba si venía, o abajo si se iba. Y nunca se le conoció una amiga, o un amigo, o una, o un amante. Vivía con una gata. Y ni a ella se la siente. Así que no sé. Ya se me ocurrirá algo. Y si tarda llamaré a la policía, no sea que al irse se quedara el gas encendido. Y esto es todo. Por ti, piadoso que cultivo el silencio y la soledad monacal.
Y si cometió errores. Nunca creyó cometerlos. Pero la vida al andar por ella, nos lleva por caminos que no conocemos y si preguntas dos veces, a algunos no les sienta bien y te miran mal. Porque esto es no saber quién eres. Y parecerás bueno. Pero igual eres el lobo feroz. Y contigo, punto final.
Y es que, en este juego de vivir, nunca sabemos que reglas rigen. Y jugamos como podemos. Nuestro protagonista nunca perdía la sonrisa. Pero había a quienes su tablero no gustaba. Y no solo no jugaban con él, sino que le despreciaban.
Y así vamos por la vida, haciendo amigos y enemigos.
Y dando las seis, creo momento de cerrar el cuento.
Manuel, cuando el reloj marcó las seis cerró la libreta. Miró a su gata, que se había vuelto a dormir y salió al mundo. A lo indispensable. Confundirse entre la gente y aunque no le vieran, destruir la oscuridad, en un mundo que necesita luz para seguir creyendo en el ser humano. Esperando a una diosa que lo lleve de la mano. Porque no hay nadie como alguien que nos quiera para encontrar consuelo.
Y así os lo he contado.
©ManuelAcostaMás

Un comentario

Responder a Manuel Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Compartir:

Lo ultimo del blog

LO DIGO BIEN ALTO

De las 630 razones para vernos que se me ocurren, la mancha indeleble que dejasteis en mi alma, toda una balada, es la única que me hace decir: Quedemos y

HABITAME

Habítame  Como la lluvia, como la luz, como quieras. En este instante. Soy la misma sed de ti de siempre. Y seré una gran compañía si corres hacia mí. Mi

Enviame un mensaje

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google. Política de privacidad y Términos de servicios.
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad